La comunicación en las hormigas

De todos es conocido que las hormigas son insectos de una gran cooperación social. En ellas ocurre un fenómeno difícil de creer: Las hormigas “hablan entre ellas”

Los sonidos emitidos por las hormigas se conocen con el nombre de estridulaciones. Hay cuatro subfamilias que según Markl (1973) y Hölldobler & Wilson (1990), poseen y emplean los órganos estriduladores: Ponerinae, Pseudomyrmecinae, Myrmicinae y Nothomyrmeciinae.

Estos sonidos son producidos por un órgano estridulador, localizado en la subfamilia Myrmicinae al final del pospeciolo y al comienzo del gastro (fig. 1)



Localización del órgano estridulador de un ejemplar de Messor barbarus.


El órgano consiste en un plectrum o rascador y un pars stridens o peine (fig. 2)



El plectrum roza contra el pars stridens mediante movimientos del gastro y se producen vibraciones de bajo nivel acústico que la mayoría de las veces no puede ser escuchado por el ser humano o sus depredadores, característico de cada especie y casta. Algo parecido al sonido que producimos en la botella de anís como instrumento tradicional.

En esta especie, el plectrum está formado por un engrosamiento del borde postero-inferior del tercer terguito abdominal. El pars stridens está constituido por un área que ocupa la región mediana del preterguito del cuarto segmento abdominal. En esta zona, los relieves tegumentarios adoptan la estructura de finas costillas paralelas, ofreciendo un aspecto estriado muy regular (fig. 3)



La forma de comunicación se realiza por la detección de las vibraciones del suelo producidas por estos órganos a través de sus patas, mediante el denominado órgano subgenual.

Pueden diferenciar las vibraciones producidas por los miembros de su colonia de otras como las producidas por sus depredadores. Se podría decir que tienen su propia “voz”.